Luego de una Semana Santa marcada por celebraciones, viajes y abundantes comidas típicas, muchas personas regresan a la rutina con una sensación de culpa por haber ganado algunos kilos de más. El consumo de dulces tradicionales, fritos y porciones generosas en reuniones familiares puede desequilibrar incluso los hábitos más saludables.
¿Es normal subir de peso durante la Semana Mayor?
"Sí, es totalmente común. Durante estos días solemos relajarnos, comer fuera de casa y descuidar la actividad física", explica la nutricionista clínica Laura Méndez. "El problema no es la indulgencia ocasional, sino no saber cómo retomar buenos hábitos una vez finalizan las festividades."
Dieta sí, pero con equilibrio
La recomendación de los expertos no es caer en dietas extremas ni eliminar grupos de alimentos. Lo más efectivo es adoptar una alimentación balanceada que permita perder peso gradualmente sin poner en riesgo la salud.
Méndez sugiere iniciar con estos tres pilares:
Hidratación constante: “Muchas veces confundimos hambre con sed. Comenzar el día con un vaso de agua y mantener la hidratación ayuda al metabolismo”.
Reducción de azúcares y ultraprocesados: Evitar refrescos, harinas refinadas y snacks industriales puede generar cambios visibles en pocos días.
Planificación de comidas: "Una semana planificada permite tomar mejores decisiones, reducir antojos y evitar el 'picoteo' entre comidas."
Opciones de dietas saludables post-festividades
Dieta mediterránea: Rica en frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y cereales integrales. Favorece la pérdida de peso sin dejar de disfrutar la comida.
Dieta DASH: Ideal para personas con hipertensión o problemas cardiovasculares. Incluye alimentos frescos y bajos en sodio.
Ayuno intermitente (bajo supervisión): Para quienes ya tienen experiencia o desean explorar otras alternativas. Se basa en ciclos de alimentación y ayuno para estimular la quema de grasa.
No todo es la dieta: el cuerpo también necesita moverse
Incluir al menos 30 minutos diarios de actividad física, ya sea caminar, trotar, hacer yoga o una rutina en casa, es esencial para reactivar el metabolismo. “Lo importante es volver al movimiento de forma progresiva y realista”, añade Méndez.
Salud mental y motivación
El bienestar no es solo físico. El regreso de Semana Santa también puede traer fatiga emocional. Retomar metas, reorganizar rutinas y no caer en la autocrítica son pasos fundamentales.
"Una alimentación consciente y compasiva puede ser más efectiva que cualquier régimen estricto", concluye la nutricionista.
Conclusión:
Regresar a la rutina tras los excesos de Semana Santa es una oportunidad para reconectar con el autocuidado. Las dietas milagro no son la solución. La clave está en la constancia, el equilibrio y el amor propio.