El barrio San Bernardo, ubicado en el corazón de Bogotá, ha sido escenario de una serie de explosiones violentas en las últimas semanas. La más reciente, ocurrida el martes 25 de marzo, dejó tres personas heridas y ha generado un clima de alarma entre los residentes y comerciantes de la zona.
Este incidente es el cuarto atentado con explosivos en menos de un mes en San Bernardo, lo que ha llevado a una creciente preocupación sobre la seguridad en la ciudad. A pesar de los recientes operativos policiales, la delincuencia parece mantenerse activa en el sector, atribuyéndose los ataques a retaliaciones entre bandas delincuenciales.
La comunidad ha pedido urgentemente a las autoridades que tomen medidas más drásticas para garantizar la seguridad en la zona. Algunos concejales han vuelto a plantear la posibilidad de militarizar la ciudad, argumentando que la presencia militar podría ayudar a fortalecer los patrullajes y contrarrestar la delincuencia que opera con impunidad en las calles.
Sin embargo, la viabilidad de esta medida es cuestionada por expertos y autoridades, quienes señalan que la militarización no es una solución adecuada para la situación actual y que existen limitaciones legales para su implementación. En su lugar, se enfatiza la importancia de una estrategia coordinada entre las fuerzas de seguridad y la comunidad para recuperar el control del espacio urbano y reducir los índices de delincuencia.
En respuesta al atentado, el sector de San Bernardo fue militarizado temporalmente durante la noche para reforzar la seguridad y calmar la tensión entre los residentes. La policía continúa investigando los hechos y buscando a los responsables, mientras que la comunidad sigue exigiendo acciones efectivas para restaurar la tranquilidad en la zona.